En la Sierra Norte de Puebla se identificó una planta silvestre con pigmentos naturales capaces de ofrecer tonalidades moradas, rojas y azul marino, sin los compuestos tóxicos presentes en algunos colorantes artificiales como el cuestionado rojo número 3.
Una opción segura para dar color y nutrir
Un equipo de investigación de la BUAP logró microencapsular los compuestos colorantes de la cáscara de este fruto, conservando sus propiedades antioxidantes y permitiendo su uso seguro en alimentos.
Además, contiene proteínas y grasas saludables en mayor cantidad que muchas frutas comerciales, lo que añade valor nutrimental a su potencial como colorante.
De la ciencia al mercado
El proyecto ya cuenta con dos patentes registradas ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial: una para la elaboración de tortillas de maíz enriquecidas con la pulpa y otra para la obtención de colorantes a partir de su cáscara.
Empresas de productos cárnicos y de aditivos alimenticios han mostrado interés en estos pigmentos, que representan una alternativa local, segura y sostenible frente a los colorantes sintéticos vinculados a riesgos de cáncer.
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