Después del GP de Azerbaiyán, Charles Leclerc y Carlos Sainz vivieron una aventura digna de película.
Su vuelo privado a Mónaco fue desviado por una tormenta… y la solución fue alquilar una furgoneta en Italia.
Sí, nada de lujos: carretera, maletas y Sainz al volante.
Entre risas, compartieron el viaje en redes, demostrando que su amistad sigue intacta, incluso lejos de Ferrari.