La inseguridad asfixia al estado de Puebla: violencia sin freno y un gobierno ausente

En los últimos meses, el estado de Puebla en general se ha visto envuelto en una creciente ola de actos violentos e inseguridad que ha afectado tanto a zonas urbanas como rurales. De acuerdo a datos de la Secretaría de Seguridad de Puebla fue confirmado que la zona de Carriles de San Cristóbal, en la zona industrial de Chachapa del municipio poblano de Amozoc, se ha convertido en un territorio donde la violencia marca la rutina diaria. Asaltos a plena luz del día, robos constantes y ejecuciones han llevado a que incluso el transporte público deje de circular, dejando en claro que la vida de cientos de poblanos se desarrolla bajo el miedo y la incertidumbre.

En lo que va del 2025 se han registrado 2,550 casos de robo a transeúntes en vía pública y 2,320 robos a negocios, de los cuales, más de la mitad han sido con violencia, así lo informó la propia Fiscalía General del Estado de Puebla a través de su portal oficial sobre Incidencia Delictiva.

Los vecinos denuncian que los robos, balaceras y asaltos ya no son hechos aislados, sino parte de la rutina. El miedo ha obligado a cerrar negocios y a que los trabajadores caminen en caravanas para no ser presa fácil de la delincuencia. Sin embargo, el gobierno estatal se mantiene ausente: no hay operativos contundentes, no se observan estrategias reales y mucho menos voluntad para frenar una crisis que crece cada día, pues la indiferencia condena a la población a vivir en una especie de toque de queda no declarado.

En lugar de patrullas o medidas oficiales, son los mismos habitantes quienes dicen han tenido que organizarse en pequeños grupos para moverse con mayor seguridad; esto es reflejo de un Estado que ha renunciado a su obligación de garantizar paz y justicia. La realidad es clara: la inseguridad en Chachapa no es sólo un problema de violencia, es un ejemplo de la negligencia oficial que pone en riesgo la vida de todos.