Ese impulso de bostezar al ver a otra persona hacerlo ha despertado la curiosidad de expertos durante décadas. Lo que parece un gesto simple, en realidad refleja cómo nuestro cerebro reacciona ante el comportamiento de otros y cómo estamos conectados a nivel social.
Neuronas espejo: cómo nuestro cerebro imita a los demás
Investigaciones muestran que ciertas células cerebrales, conocidas como neuronas espejo, se activan no solo cuando realizamos una acción, sino también al observarla en otra persona. Este mecanismo permite que el gesto del bostezo se propague casi de inmediato entre individuos, funcionando como un “reflejo social” que fortalece la comunicación no verbal y la empatía.
El papel del bostezo en la interacción social
Además de ser un reflejo físico, el bostezo contagioso está vinculado a la capacidad de entender emociones y estados de ánimo ajenos. Un desarrollo deficiente de estas neuronas podría afectar la manera en que interpretamos señales sociales, mostrando que incluso gestos tan cotidianos tienen un trasfondo neurológico que impacta nuestra convivencia.
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