En agosto de 2025, un video sobre la supuesta entrenadora “Jessica Radcliffe” volvió a viralizarse en redes sociales. El clip, que muestra a una orca atacando a una mujer, es falso: usa imágenes manipuladas con inteligencia artificial. Sin embargo, la historia toca un nervio sensible porque recuerda casos reales de ataques de orcas, especialmente los protagonizados por Tilikum, uno de los ejemplares más letales en cautiverio.
Tilikum, la orca más temida en cautiverio
Tilikum, la orca macho que vivió más de 30 años en cautiverio, estuvo implicado en tres muertes humanas:
- 1991: Keltie Byrne, entrenadora en Canadá, murió ahogada tras ser arrastrada por Tilikum y otras orcas.
- 1999: Daniel Dukes fue hallado muerto en el tanque del animal en SeaWorld Orlando.
- 2010: Dawn Brancheau, entrenadora principal, murió tras ser arrastrada y mutilada durante un espectáculo.
¿Por qué Tilikum atacó a tres entrenadores?
Expertos en comportamiento animal coinciden en que el cautiverio tuvo un papel clave en los ataques de Tilikum. La orca pasó gran parte de su vida en tanques reducidos, lejos de su hábitat natural y de su grupo social. Esta situación provocó altos niveles de estrés y frustración.
Además, Tilikum estuvo expuesto a dinámicas agresivas dentro de los parques marinos. En Sealand of the Pacific, convivió con dos orcas hembras que lo hostigaban constantemente, lo que incrementó su tensión. A esto se sumó la repetición diaria de espectáculos, que limitaba su estimulación mental y física.
Los especialistas señalan que, aunque las orcas en libertad no atacan humanos de forma natural, el aislamiento, el entrenamiento forzado y la privación de conductas propias de su especie pueden alterar su comportamiento hasta hacerlo peligroso.
En el caso de Tilikum, estas condiciones se prolongaron durante más de tres décadas, aumentando la probabilidad de incidentes fatales.
El engaño de Jessica Radcliffe
El falso caso de Jessica Radcliffe mezcla clips de ataques reales y material generado por IA. En Puebla, estudiantes y usuarios en redes como TikTok y WhatsApp han compartido el video sin verificar, contribuyendo a la difusión de la desinformación.
Factores como el sesgo de confirmación, la curiosidad y el diseño de los algoritmos en redes sociales hacen que historias impactantes se propaguen rápidamente. Para evitarlo, se recomienda verificar fuentes, buscar contextos y desconfiar de contenidos sin respaldo oficial.
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