Desde 1985, México recuerda el gran terremoto que sacudió principalmente la costa de Michoacán con epicentro submarino, pero que causó devastación en Puebla, Ciudad de México y estados vecinos. Aunque no hay forma de predecir sismos con certeza, analizar lo que ocurrió en aquel momento ayuda a entender lo que podría pasar si un evento de magnitud similar (más de 8.0) volviera a afectar Puebla.
¿Qué daños estructurales y humanos podrían esperarse?
El sismo de 1985 dejó miles de edificaciones colapsadas o seriamente afectadas en diversos municipios. Según fuentes, más de 30,000 viviendas fueron destruidas y otras decenas de miles dañadas en Ciudad de México, muchos edificios antiguos sucumbieron.
En Puebla, en eventos posteriores (como el sismo de 2017, de magnitud 7.1), hubo daños considerables en inmuebles históricos, iglesias, escuelas y viviendas antiguas. Si algo similar al de 1985 ocurriera hoy, es probable que muchas construcciones antiguas vuelvan a colapsar, dejando pérdidas humanas altas, especialmente si no cumplen con los códigos actuales de sismo resistente.
¿Cómo estamos hoy en cuanto a prevención y alertas?
Tras 1985 y luego del terremoto de 2017, México implementó mejores normas de construcción, sistemas de alerta sísmica y protocolos de simulacros y evacuación. Sin embargo, persisten retos: muchas edificaciones no reguladas, viviendas en zonas de suelo blando (que amplifican las sacudidas), y población con poca preparación ante emergencias. Además, una réplica de magnitud mayor a 8.0 traería daños en infraestructura crítica como hospitales, redes de agua, luz, transporte público, y generar caos en servicios básicos.
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