Todo ante la falta de acción del ayuntamiento de Papalotla y su presidente municipal Miguel Herrera, que brilla más por su ausencia que por su compromiso con la seguridad.

En vez de vigilancia, hay silencio. En vez de policías, hay miedo. Y mientras el gobierno municipal duerme, los vecinos viven en guardia… como si cada noche fuera noche de sustos.