¿Sabes cómo el apego moldea nuestras relaciones de pareja? Conoce sus estilos principales

Existen cuatro tipos de apego en las relaciones de pareja —seguro, ansioso, evitativo y desorganizado— que influyen en nuestra forma de amar y relacionarnos.

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|Crédito: UNIR
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La forma en que nos vinculamos con nuestra pareja a menudo refleja el tipo de apego que hemos desarrollado a lo largo de la vida. La teoría del apego, originada por John Bowlby y ampliada por Mary Ainsworth, sostiene que los patrones emocionales tempranos establecidos con nuestros cuidadores marcan cómo nos relacionaremos en la adultez. Su influencia se observa de forma clara en la intimidad, la confianza y la forma en que gestionamos el conflicto con nuestra pareja. En TV Azteca Puebla te contamos los detalles sobre esta investigación.

¿Cuáles son los estilos de apego más comunes en las relaciones de pareja?

Se reconocen principalmente cuatro estilos de apego en el contexto adulto:

  • Apego seguro: Las personas confían en sí mismas y en su pareja, pueden expresar sus necesidades y manejar conflictos con relativa salud emocional.
  • Apego ansioso (o preocupado): Se caracteriza por una alta necesidad de cercanía, miedo al abandono y búsqueda constante de seguridad en la relación.
  • Apego evitativo: Implica distancia emocional, autosuficiencia exagerada y dificultad para confiar en el otro o depender de él.
  • Apego desorganizado (o temeroso- evitativo): Combina rasgos de los anteriores, con conductas contradictorias de deseo de cercanía y miedo intenso a la intimidad, frecuentemente vinculado a experiencias traumáticas tempranas.

¿Por qué es importante reconocer nuestro estilo de apego?

Identificar el tipo de apego que influye en nuestra vida amorosa permite comprender por qué repetimos ciertos patrones, cómo elegimos pareja y cómo nos sentimos dentro de la relación. Aquellos con apego seguro tienden a tener relaciones más estables y satisfactorias, mientras que los estilos inseguros —ansioso, evitativo o desorganizado— suelen verse asociados a mayor conflicto, ansiedad o desconexión. Con esta conciencia, es posible trabajar en la relación, buscar acompañamiento profesional o aplicar estrategias de mejora para construir vínculos más saludables y satisfactorios.

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