Una joven empresaria mexicana, aclaró que esas tarjetas eran un diseño personal creado como ejercicio de marketing, tomando información pública disponible en internet y sin tener ningún contacto con la pareja ni su equipo.

Reconoció que muchas personas pensaron que se trataba de inteligencia artificial, pero aseguró que era una invitación física. A pesar de las críticas y comentarios negativos por la supuesta filtración, la empresaria destacó que la viralidad de su trabajo demostró la importancia de la creatividad y el impacto que puede tener para pequeños negocios, además de que los medios internacionales reconocieron la estética de sus diseños.