Los parches, cambios de llantas y reparaciones de emergencia se multiplican, pues el asfalto dañado y los encharcamientos provocan más ponchaduras de lo habitual.
“La verdad sí ha aumentado el trabajo significativamente gracias a los baches; a veces uno no quiere, parece charquito pero es un bachezote; sí llegan hasta 30 personas”, Víctor, talachero.
A toda hora se ven vehículos formados, esperando que les remienden una llanta, le hagan un cambio o les den una solución momentánea que les permita seguir su camino.
“Tienen que cambiar llantas porque se están volando constantemente las llantas, y todo eso pasa también por el tiempo de aguas, como se llenan los baches de agua, lo que pasa es que no se ven los baches”, Ricardo Jiménez, talachero.
Su oficio, generalmente invisible para muchas personas, cobra relevancia cuando la llanta se poncha en el momento menos pensado y aún más a lo largo de esta temporada. Hoy, los talacheros demuestran que son un servicio esencial para que los poblanos no se detengan y, ¿por qué no?, hacen su agosto en pleno septiembre.