Caso del último acusado liberado tras la marcha de la Generación Z
La liberación de Francisco García, el último acusado de tentativa de homicidio en la marcha de la Generación Z, generó una fuerte respuesta pública debido a las denuncias de tortura física y mental que acompañaron su salida. Según los testimonios presentados, Francisco García permaneció incomunicado durante más de una semana, sin comunicación con sus familiares y con evidentes golpes en el cuerpo. Él mismo relató que desde el momento de su detención, el 15 de noviembre de 2025, fue sometido a dolor físico extremo, al grado de que sus manos quedaron completamente amoratadas tras estar esposado por largo tiempo.
Su familia denunció que lo buscaron en diversas dependencias sin que ninguna autoridad proporcionara información clara sobre su paradero. Pasaron por Locatel, la delegación Cuauhtémoc y la Fiscalía de Tlatelolco sin éxito, evidenciando la falta de protocolos y la violación directa a su debido proceso. Durante esos días, aseguran que nunca pudieron verlo ni recibir confirmación oficial de su estado.
A pesar de estas violaciones y de la falta de información, un juez vinculó a proceso a Francisco García junto con otros 18 jóvenes detenidos durante los enfrentamientos de la marcha de la Generación Z. Sin embargo, con el reciente cambio de medidas cautelares, podrá continuar su proceso en libertad mientras la unidad de supervisión sigue su expediente. Su abogado señaló que la incomunicación y los golpes son prueba directa de irregularidades graves que deberán investigarse.
Francisco García declaró que fue criminalizado por alzar la voz contra el Gobierno de México y afirmó que sobrevivió “de milagro” tras lo que él describe como tortura física y mental. Su caso se suma a las denuncias de brutalidad policial reportadas por otros detenidos de la marcha de la Generación Z, alimentando el debate sobre el uso excesivo de la fuerza y la responsabilidad de las autoridades durante manifestaciones.
La liberación del último acusado de la marcha de la Generación Z expone un complejo panorama de violaciones a derechos humanos, acusaciones de tortura y fallas en el debido proceso que ahora están bajo la mirada pública. Su testimonio, junto con el de las familias y abogados, mantiene viva la exigencia de verdad y justicia en torno a las detenciones de esa jornada.












