La Catrina, una de las imágenes más reconocidas del Día de Muertos, nació como una crítica social. Fue el caricaturista José Guadalupe Posada quien la creó a inicios del siglo XX como una calavera con sombrero francés, sin ropa, representando a las “garbanceras”, mujeres indígenas que negaban su origen para parecer europeas.

Aunque muchos la conocen como “Catrina”, ese nombre fue asignado años después por el muralista Diego Rivera en 1947, cuando la representó vestida elegantemente en su famoso mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”. Rivera aludía a los “catrines”, término usado para referirse a personas adineradas y bien vestidas.

La Catrina es más que una ilustración: es un símbolo del folclore mexicano, presente en disfraces, maquillaje, altares y decoraciones del Día de Muertos. Su figura representa la mezcla entre la crítica social, la sátira y el orgullo por la identidad mexicana.