Lo que parecía un gesto inocente terminó en una tragedia médica. Una joven madre originaria del Reino Unido quedó paralizada tras intentar imitar el bostezo de su bebé. Durante el gesto, sufrió la dislocación de las sexta y séptima vértebras cervicales, lo que provocó una lesión severa en su columna.

De inmediato fue trasladada a un hospital, donde fue sometida a una cirugía de emergencia. Aunque los médicos lograron estabilizarla, las secuelas fueron permanentes: la mujer tuvo que volver a aprender a caminar, no puede trabajar y ha perdido la capacidad de cuidar por sí sola a su hija.