¿Y si comer menos horas al día pudiera ser la clave para vivir más? El ayuno intermitente se ha convertido en una tendencia de salud respaldada por diversos estudios científicos, que lo relacionan con un envejecimiento más lento y una mayor longevidad.
Aunque la ciencia aún no ha dado un veredicto definitivo, hay evidencia de que reducir el consumo de calorías mejora procesos como la reparación del ADN, disminuye la inflamación y el estrés oxidativo, y activa la autofagia, un mecanismo celular que elimina residuos y componentes dañinos.
Este proceso es esencial para una salud celular óptima, pero la forma de alimentarnos hoy lo dificulta. El ayuno intermitente no solo favorece la autofagia, también puede inducir un cambio metabólico: el cuerpo deja de usar glucosa como fuente principal de energía y pasa a utilizar cetonas, lo que fortalece la resistencia al estrés y ayuda a prevenir enfermedades.
Sin embargo, este método no es recomendable para todos. Niños, adolescentes y personas con altas demandas energéticas, como los deportistas, deben consultar a un especialista antes de adoptarlo.
El ayuno intermitente sigue siendo objeto de estudio, pero sus beneficios potenciales lo colocan como un fuerte candidato para quienes buscan vivir más y envejecer mejor.