Hoy domingo 8 de diciembre de 2024, como cada año, los fieles católicos celebran el día de la Inmaculada Concepción de María. Te decimos el origen de este fecha y te dejamos la oración para pedir un milagro.
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¿Cuál es el origen del Día de la Inmaculada Concepción de María?
Cada 8 de diciembre, la Iglesia Católica conmemora a la Inmaculada Concepción de María, virgen a quien se le conoce como la “Mamá de Jesús”.
De acuerdo a las enseñanzas católicas, María concibió a Jesús sin incurrir en el pecado original, ya que fue preservada por la gracia divina. Así, se convirtió en una persona pura e hizo a su hijo una persona sin pecado desde el principio de su existencia. Fue así como María se preparó espiritualmente para su papel fundamental en la historia de la salvación.
Se le conoce como inmaculada por la creencia de la relación que hubo entre Dios y María para así concebir al niño Jesús.
No fue sino hasta 1854, cuando el Papa Pío Nono declaró el Día de la “Inmaculada Concepción de María” cada 8 de diciembre, esto después de haber recibido peticiones de distintas universidades del mundo, por lo que se congregó en la Basílica de San Pedro, en Roma.
“Declaramos que la doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original, es doctrina revelada por Dios y que a todos obliga a creerla como dogma de fe” determinó el Papa Pío Nono.
Este día fue elegido al relacionarse con el Milagro del Empel, o la Batalla de Empel, un suceso que tuvo lugar entre el 7 y 8 de diciembre de 1585. Y es que se relata que esa noche, un soldado español vio la imagen de la Virgen mientras cavaba una trinchera, se trataba de una tabla flamenca que reflejaba la Inmaculada Concepción de María. De inmediato, el ejército improvisó un altar a la Virgen y pasó toda la noche rezando. Al día siguiente, lograron una victoria que parecía imposible.
Oración a la Inmaculada Concepción de María para conmemorarla hoy 8 de diciembre de 2024
Inmaculada Madre de Dios, Reina de los cielos, Madre de misericordia, abogada y refugio de los pecadores: he aquí que yo, iluminado y movido por las gracias que vuestra maternal benevolencia abundantemente me ha obtenido del Tesoro Divino, propongo poner mi corazón ahora y siempre en vuestras manos para que sea consagrado a Jesús.
A Vos, oh Virgen santísima, lo entrego, en presencia de los nueve coros de los ángeles y de todos los santos; Vos, en mi nombre, consagradlo a Jesús; y por la filial confianza que os tengo, estoy seguro de que haréis ahora y siempre que mi corazón sea enteramente de Jesús, imitando perfectamente a los santos, especialmente a San José, vuestro purísimo esposo. Amén.
Historias de Fe | La celebración de la Virgen María
