Corría el año de 1785 cuando don Anastasio Priego, dueño del Mesón de Priego, salió bajo una fuerte lluvia en busca de doña Simonita, la mejor partera del barrio de Analco, pues su esposa estaba por dar a luz. En su trayecto por el callejón de Yllescas, un ladrón intentó asaltarlo, pero don Anastasio se defendió con su espada y lo hirió de muerte.

Al regresar con la partera, don Anastasio vio que el cuerpo seguía ahí, rodeado de curiosos. Desde entonces, este sitio fue conocido como el Callejón del Muerto.

Cuentan que el alma del ladrón comenzó a aparecer por las noches, por lo que los vecinos colocaron una cruz blanca y Marcelino Yllescas mandó a oficiar misas sin lograr calmar el espíritu.

Años después, un hombre misterioso pidió confesarse con el padre Francisco Ávila, quien descubrió horrorizado que había absuelto a un muerto que venía con permiso de dios. Al día siguiente, el cura ya no regresó a la parroquia debido a que falleció luego de ver al espíritu

Dicen que tras ese perdón, el fantasma nunca volvió. Hoy, el Callejón del Muerto aún existe, sobre la 12 Sur y 5 Oriente. ¿Te atreverías a visitarlo de noche?