Tulum, uno de los destinos más populares de México, atraviesa una crisis turística sin precedentes. En plena temporada de octubre y noviembre, la ciudad ha sido descrita como un “pueblo fantasma”, con calles vacías, hoteles semi desocupados y negocios enfrentando pérdidas, según reportan comerciantes y residentes en redes sociales.
En TikTok, varios locales han publicado disculpas públicas dirigidas a los turistas mexicanos, reconociendo un trato injusto y preferencial hacia extranjeros en el pasado. Piden una segunda oportunidad y aseguran estar listos para recibir con respeto y equidad al turismo nacional.
La caída del turismo en Tulum se atribuye a diversos factores: precios excesivos, bloqueo de accesos a playas públicas, políticas de consumo mínimo obligatorio en clubes y una percepción creciente de que el destino se volvió inaccesible para mexicanos.
En un intento por frenar la crisis, algunos hoteles y clubes de playa han eliminado cobros adicionales y exigencias, buscando recuperar la confianza del visitante local.
La situación ha detonado un debate en redes: ¿Tulum aprendió la lección? Mientras unos aplauden los cambios, otros advierten que el daño a la reputación del destino puede tardar en revertirse.