Un partido de la división profesional de Bolivia entre Real Oruro y Blooming terminó en un escándalo monumental. Tras el silbatazo final, una discusión entre jugadores encendió una pelea campal que involucró golpes, empujones y hasta una patada voladora. Miembros del cuerpo técnico también se sumaron al conflicto. La policía tuvo que intervenir con gas pimienta para frenar la violencia, pero el caos continuó varios minutos. El saldo fue histórico: 17 expulsados entre futbolistas y entrenadores de ambos equipos.