El 4 de diciembre de 2025, en Quintana Roo, un padre entregó a su hijo a la policía luego de múltiples quejas vecinales por robos y conductas sospechosas. Tras su entrega, el joven intentó escapar subiéndose a la azotea de su casa, fue trasladado al Ministerio Público para definir su situación legal. La comunidad reaccionó de manera dividida: algunos respaldaron la firmeza del padre, mientras otros cuestionaron el impacto emocional del acto. Vecinos confirmaron que ya se habían registrado robos menores en la zona y consideraron necesaria la intervención. Los objetos robados fueron recuperados.