La influenza H3N2, conocida como “supergripa”, mantiene alerta sanitaria en Estados Unidos ante un aumento de contagios. El invierno pasado, el país registró las hospitalizaciones más altas por influenza en 15 años y 280 decesos infantiles, la cifra más alta desde 2004. Esta variante provoca síntomas más intensos y prolongados que la gripe común, incluyendo fiebre alta, tos persistente, dolores musculares, fatiga extrema y, en algunos casos, vómito o diarrea. Expertos advierten que una temporada grave podría repetirse debido a la baja vacunación y el aumento de viajes. Las autoridades recomiendan medidas de prevención como el lavado de manos y evitar contacto con personas enfermas.