El corazón del catolicismo dio inicio a la temporada navideña con la ceremonia de encendido del árbol de Navidad y el belén en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. El imponente árbol, de más de 25 metros de altura, junto con el tradicional nacimiento, iluminó la plaza ante miles de peregrinos y visitantes. Ambos fueron donados por comunidades italianas y acompañados por música y actos simbólicos que resaltaron valores como la fe, la unión y la esperanza, marcando oficialmente el comienzo de las celebraciones decembrinas en uno de los sitios más emblemáticos del mundo.