Con el agua subiendo rápidamente y muchas casas bajo el agua, hombres y mujeres se organizaron para ayudar con cuerdas, lanchas y lo que tuvieran a su alcance. Entre los rescates más emotivos estuvieron los de varios perritos que, asustados, buscaban refugio en los techos y portones de las viviendas. Gracias al esfuerzo conjunto, muchas vidas —tanto humanas como animales— lograron ponerse a salvo. Esta acción refleja la empatía y el valor de una comunidad que, incluso en medio de la tragedia, no dudó en apoyarse mutuamente.