Emily Blunt habló con franqueza sobre el desafío de envejecer en Hollywood, reconociendo que la presión por la imagen es real y que no cree ser inmune a los cambios que llegan con el tiempo. A sus 42 años, la actriz aseguró que aún no ha visto reducidas sus oportunidades laborales, pero es consciente de que la industria cambia y que nadie está exento.
Con esa claridad, subrayó su interés en seguir interpretando personajes complejos y desafiantes, demostrando que su carrera está guiada por autenticidad y una visión realista sobre el paso del tiempo.