Un análisis reciente abrió el debate sobre las diferencias entre los 90 y la Generación Z, planteando que el tipo de videojuegos con los que creció cada grupo influyó en habilidades cognitivas específicas.
La conversación llamó la atención porque propone un ángulo poco explorado: la relación entre diseño de juego, memoria y atención.
¿Cómo influyeron los videojuegos de los 90?
Con base en el estudio: "Playing Super Mario 64 increases hippocampal grey matter in older adults", especialistas explicaron que los títulos clásicos exigían tolerancia a la frustración, ya que ofrecían pocas vidas, carecían de guardado automático y obligaban al jugador a memorizar patrones.
Este tipo de retos impulsaba la navegación espacial, vinculada al hipocampo, una zona del cerebro relacionada con la memoria y la orientación.
Estudios previos mostraron que juegos tridimensionales como Super Mario 64 pueden incrementar la materia gris en esta región después de varias semanas de práctica continua.
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— adn Noticias (@adnnoticiasmx) October 29, 2025
¿Qué pasa con los juegos que consume la Generación Z?
En contraste, los títulos modernos integran asistencia permanente como brújulas, mapas o rutas guiadas.
Además, privilegian recompensas frecuentes mediante partidas rápidas, skins, loot boxes y actualizaciones constantes.
Esta estructura se basa en ciclos de recompensa que mantienen la atención mediante estímulos inmediatos.
Algunas investigaciones comparan estas dinámicas con mecanismos usados en apuestas, lo que podría influir en la forma en que se procesa la recompensa y en los niveles de atención.
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