La tradición de los 46 rosarios y su significado en la devoción guadalupana
La práctica de rezar el rosario a la Virgen de Guadalupe tiene su origen a finales del siglo XIX, cuando el monseñor Antonio Plancarte impulsó la coronación pontificia de la imagen en 1895. Además de este acto, estableció la tradición de rezar 46 rosarios, número simbólico que representa las 46 estrellas del manto de la Virgen Morena. Estos rosarios se realizan cada año del 28 de octubre al 12 de diciembre, principalmente en familia o en comunidad, como preparación para la gran celebración guadalupana.
Para rezarlo, el ritual inicia con la elección del misterio correspondiente al día, que puede ser de Gozo, Luz, Dolor o Gloria. Después de mencionarlo, se guarda un momento de silencio para meditar, seguido del rezo de un Padre Nuestro, diez Ave Marías y una jaculatoria, una breve oración que funciona como súplica o invocación final. Cada grupo de misterios está asociado a días específicos: los de Gozo se rezan lunes y sábado; los de Luz, los jueves; los de Dolor, martes y viernes; y los de Gloria, miércoles y domingo. Aunque algunos misterios, como la Asunción de María, no aparecen directamente en la Biblia, se meditan a partir de textos doctrinales como el dogma proclamado por el papa Pío XII en 1950.
A lo largo de los años, esta tradición se ha convertido en un símbolo de identidad religiosa para millones de personas que, a través del rosario, expresan devoción, agradecimiento y unidad espiritual en torno a la Virgen de Guadalupe.
