Cuando la gastronomía cruza fronteras y enciende el debate
La influencer Chingu Amiga volvió a colocarse en el centro de la conversación digital luego de compartir un video donde documentó la venta de comida mexicana en Corea del Sur durante un evento gastronómico. En las imágenes mostró cómo, acompañada de un chef mexicano, ofreció platillos tradicionales como tacos de chorizo, chilaquiles, tlayudas y hasta chapulines, utilizando ingredientes auténticos e incluso algunos importados para respetar la preparación original. La respuesta del público local fue inmediata: los platillos se agotaron en pocas horas y muchos asistentes coreanos expresaron curiosidad y entusiasmo por probar sabores que normalmente solo conocen en versiones adaptadas o “americanizadas”.
Sin embargo, el éxito comercial vino acompañado de una fuerte polémica en redes sociales. Mientras una parte de los usuarios celebró el proyecto como un puente cultural que ayuda a difundir la gastronomía mexicana en otros países, otros criticaron duramente la iniciativa. Entre los principales señalamientos estuvieron las acusaciones de apropiación cultural, al considerar que una creadora extranjera está lucrando con tradiciones que no le pertenecen; además, surgieron comentarios sobre la posible gentrificación de la cocina mexicana y cuestionamientos relacionados con el manejo legal y fiscal del evento.
Este episodio reavivó un debate recurrente en la era digital: hasta qué punto la difusión cultural se convierte en apropiación cuando tradiciones locales se transforman en contenido viral y negocio. Para algunos, la iniciativa de Chingu Amiga demuestra un interés genuino por la cultura mexicana; para otros, expone una línea delicada que sigue generando opiniones encontradas cada vez que una expresión cultural traspasa fronteras y se vuelve tendencia en redes sociales.