El misterio detrás de la bacteria que finge estar muerta en las salas limpias de la NASA

El reciente estudio sobre la Tersicoccus phoenicis ha revelado cómo una bacteria que finge estar muerta logró evadir durante años los sistemas de limpieza más estrictos de la NASA. Esta bacteria fue detectada en dos salas limpias situadas a miles de kilómetros de distancia: una en el Centro Espacial Kennedy y otra en una instalación de la Agencia Espacial Europea en la Guayana Francesa. Su presencia desconcertó a los científicos, pues se supone que estos espacios están diseñados para evitar cualquier contaminación microbiana antes de enviar naves a Marte u otros destinos. El hallazgo de esta bacteria que finge estar muerta puso en duda la eficacia de los protocolos de esterilización y abrió una discusión sobre los riesgos de transportar accidentalmente microbios terrestres a otros planetas.

Los investigadores descubrieron que T. phoenicis sobrevive gracias a un mecanismo extraordinario: puede entrar en un estado de latencia tan profundo que las pruebas convencionales no logran detectarla. Incluso cuando se le proporcionan nutrientes, la bacteria que finge estar muerta puede permanecer inactiva durante días o no crecer en absoluto, lo que explicaba por qué se mantuvo oculta durante tanto tiempo. El estudio señaló que esta habilidad no solo la hace difícil de encontrar, sino también potencialmente peligrosa para misiones espaciales orientadas a buscar vida extraterrestre, pues podría confundirse con hallazgos biológicos en otros mundos.

La clave para “revivir” a la bacteria que finge estar muerta está en una proteína llamada Rpf, que no se encuentra naturalmente en salas limpias, pero sí en microbios comunes presentes en la piel humana. Esto significa que si la bacteria llegara a adherirse a una nave espacial y viajara fuera de la Tierra, bastaría un entorno donde estuviera presente esta proteína para reactivarla. Aunque es poco probable que sobreviva a las condiciones extremas del espacio profundo o de la superficie de Marte, su resistencia sugiere que algunas bacterias podrían soportar escenarios más hostiles de lo que se pensaba.

El caso de la bacteria que finge estar muerta también encendió alarmas sobre las propias instalaciones estériles. Si existen microbios capaces de evadir los mejores sistemas de descontaminación, también podrían existir bacterias patógenas con habilidades similares. Esto afectaría no solo a la industria aeroespacial, sino también a laboratorios, farmacéuticas, hospitales y plantas de producción de alimentos, donde la presencia de microorganismos ocultos podría representar un riesgo de salud significativo. Para evitar esto, los científicos recomiendan nuevas estrategias, como buscar material genético residual en superficies o inducir la reactivación de bacterias latentes para poder eliminarlas antes de que causen problemas.

La historia de Tersicoccus phoenicis demuestra que una bacteria que finge estar muerta puede cambiar por completo lo que sabemos sobre la supervivencia microbiana en ambientes extremos. Además de replantear la protección planetaria y la bioseguridad, este hallazgo advierte que el mayor peligro no está en Marte, sino en los espacios supuestamente controlados donde estas especies pueden permanecer en silencio, invisibles y listas para despertar bajo las condiciones adecuadas. ¿Qué otros microorganismos podrían estar ocultos sin que aún los hayamos detectado?