El uso del celular se ha vuelto tan indispensable que para muchas personas ya roza la adicción. Un ejemplo reciente ocurrió en Sídney, donde una mujer fue grabada nadando de espaldas mientras sostenía su teléfono para ver videos y tomarse selfies. La escena, que llamó la atención por lo insólita, evidencia la creciente dependencia a las pantallas: cada vez más personas sienten ansiedad al separarse del móvil, incluso en momentos que deberían ser relajantes. Expertos advierten que el uso compulsivo del teléfono, la hiperconexión y la dependencia emocional a redes y dispositivos siguen en aumento.