Cada diciembre, los caminos que llevan a la Basílica de Guadalupe se llenan de historias que caminan solas y otras que caminan abrazadas a la fe. Entre ellas va la de Jacobo, un peregrino proveniente de Huixcolotla, Puebla, que desde hace 7 años emprende la ruta para agradecerle a la Virgen de Guadalupe.
Con paso firme y con la imagen de la Virgen de Guadalupe en su espalda, Jacobo camina kilómetros junto con miles de peregrinos que, como él, regresan a cumplir una promesa, agradecer o simplemente a reencontrarse con la fe.
En el camino, familias enteras y jóvenes con antorcha en mano avanzan con fe. Las carreteras y los descansos improvisados se vuelven un solo escenario donde todos comparten su devoción.
Así es como Jacobo se suma a los millones que, año con año, mantienen viva una de las tradiciones más grandes del país: caminar hacia los pies de la morenita del Tepeyac.