Se trata del momento en el que dos de los criminales, usando trajes oscuros –uno con chaleco fluorescente y otro con casco de motocicleta– descienden lentamente en una escalera/plataforma elevadora enganchada a un camión robado, justo en la fachada del recinto cultural que da al río Sena; durante la huida, los ladrones se cambiaron a motos eléctricas y las herramientas fueron abandonadas. Hasta el momento no hay rastro de las joyas ni de los responsables.