La contaminación del río Atoyac, que atraviesa los estados de Puebla, y Tlaxcala, sigue creciendo sin control, reflejada en la presencia persistente de espuma tóxica y un olor penetrante que alerta a las comunidades cercanas. A pesar de que la lluvia y el descenso del nivel del río podrían ayudar a mitigar el problema, los residuos y químicos siguen generando espuma dañina que amenaza la salud pública.
Así lo asegura el ambientalista Francisco Javier Sánchez, quien afirma que la espuma se forma por detergentes y grandes cantidades de materia orgánica en descomposición, acompañada de microorganismos anaerobios que liberan gases que contribuyen a su formación. Refiere que este fenómeno hace que el río se convierta en un “basurero industrial”, donde incluso el contacto indirecto con el agua o la espuma puede causar enfermedades en la piel y mucosas.
Industria y urbanización responsables de la crisis ambiental
El ambientalista asegura que diversos sectores industriales, como el textil, químico, petroquímico y automotriz, son señalados por autoridades y expertos como los principales responsables de las descargas ilegales que contaminan el río Atoyac. De hecho, Francisco Javier Sánchez puntualiza que en la cuenca alta del río, ubicada en el estado de Puebla y Tlaxcala, existen mil 587 industrias de distintos tamaños, además de 26 mil 586 unidades económicas, la mayoría concentradas en la zona metropolitana.
Los municipios altamente industrializados como Puebla, Cuautlancingo, Huejotzingo, San Pedro Cholula y San Andrés Cholula concentran gran parte de la contaminación. Esta región ha sido declarada Zona de Emergencia Sanitaria y Ambiental por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), debido a la alta incidencia de enfermedades crónicas vinculadas a contaminantes químicos presentes en el agua y el aire.
Falta de sanciones y acción gubernamental insuficiente
Aunque la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha informado, en su portal oficial, que existen sanciones para las empresas que contaminan y ha realizado recorridos para alertar a los infractores, la aplicación efectiva de estas medidas brilla por su ausencia; no hay una mano firme que aplique las sanciones necesarias ni un seguimiento riguroso para detener la contaminación, señala el experto ambiental.
En contraste, desde 2015, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), en su sitio web, da a conocer que ha clausurado ocho empresas en la región por manejo inadecuado de residuos peligrosos, con multas que suman 5.6 millones de pesos.
Contaminación del río Atoyac aumenta riesgos para la salud y el medio ambiente
Por su parte, la Secretaría de Salud del estado de Puebla ha alertado sobre los efectos nocivos de la contaminación del río Atoyac. Afirma que el contacto con el agua contaminada puede provocar desde irritaciones en la piel hasta enfermedades graves como cólera, fiebre tifoidea, hepatitis A, insuficiencia renal, cáncer, entre otras afecciones crónicas.
Además, los estudios realizados por el Conahcyt y el Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente, dados a conocer en sus sitios virtuales, relacionan la contaminación del río con la alta incidencia de enfermedades no transmisibles en la región, ya que sustancias químicas cancerígenas como el benceno, liberadas por la industria automotriz y otras, se dispersan en el aire y afectan a la población cercana.
Finalmente, los expertos en la materia aseguran que la contaminación del río Atoyac continúa su avance imparable, reflejo de una falta de voluntad política y de recursos para aplicar sanciones efectivas y garantizar el saneamiento y agregan que la salud de miles de habitantes está en riesgo, mientras las autoridades estatales siguen sin establecer una estrategia clara y contundente para frenar el deterioro ambiental en la región.
Denuncian mal olor y basura a orillas del Río Atoyac