La leyenda del Señor de las Maravillas, el más venerado de Puebla

El Templo de Santa Mónica es uno de los más visitados por los poblanos y turistas pues aquí se encuentra el Señor de las Maravillas, considerada como la imagen más venerada y milagrosa de Puebla.

Además de ser una imagen tan milagrosa, este santo cuenta con una leyenda sobre su creación que lo ha hecho aún más especial e importante para todos los feligreses que lo celebran este 1 de julio.

Se dice que en el Siglo XVII, un rayo partió un árbol que se encontraba en la Parroquia de San José, tras este incidente el cura mandó a hacer una imagen del “Cristo de la Caída”, con los restos del árbol.

La imagen fue tallada en el año de 1596 por el escultor portugués “Jeronimo de Rodriguez”, quien, de acuerdo con la leyenda, tenía una criada que todas las noches encontraba manchas de pintura roja a los pies de la imagen. Un día decidió llevar una muestra al capellán de la parroquia de San Pedro, quien afirmo, era sangre.

El escultor confesó que por las noches, al encontrarse en estado de enbriaguez, tomaba un latigo y flagelaba a la imagen. Anteriormente se encontraba el la parroquia de San Pedro, después fue trasladada a la Capilla del Calvario y el 7 de abril del año 1703 llegó para quedarse a la parroquía de San José.

No obstante, dicha parroquia ya tenía dos imágenes similares, por lo que decidieron rifarla por un peso de aquella época, siendo el convento de Santa Mónica, el ganador y quien hasta la fecha la reguarda.

El origen de su nombre se basa en otro relato, que dice que frente del Templo de Santa Mónica había una cárcel y que a esta todos los días acudía una mujer que visitaba a su esposo para llevarle comida.

Durante sus visitas, conoció a un hombre, el cual le contó que nadie iba a verlo y, llena de lástima, la mujer comenzó a llevarle alimentos, pero sin que su esposo lo supiera. Más tarde, el marido de la mujer fue puesto en libertad, pero ella siguió yendo a la cárcel a visitar al otro hombre. El esposo sospechó que su mujer le era infiel y decidió esperarla a las puertas de la prisión para comprobarlo. Tras interceptarla con un cuchillo en la mano, le preguntó a su esposa qué llevaba en la cesta, a lo que ella respondió “llevo maravillas para el Señor de la caída”. El marido desconfió de la respuesta, y al abrir la cesta, la comida se había convertido en flores, y ante tal milagro, la mujer se arrepintió de haberle mentido y explicó a su esposo lo que había pasado.

Ambos estaban conmovidos y fueron a buscar a la cárcel a aquel hombre, pero nunca lo encontraron y llegaron a la conclusión de que el triste hombre era el Cristo de la Caída, los dos ofrecieron las maravillas ante él, y se dice que esta fue una de las razones por las que ahora, la imagen se llama “el Señor de las Maravillas”.

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